Templanza


Serenidad ante las aguas, equilibrio en la balanza ante el movimiento pendular, de idas y venidas, del cabal de emociones indomables. La mente fijada en el centro de la voluntad, un estado entre la calma, de quien sabe de la confianza en uno mismo y del orden de las cosas, y la alerta, asignada por el conocimiento de un mundo en constante movimiento, cambiante. El dominio de la mente y el corazón cooperando en un flujo armonioso bajo el designio de una paciencia sedosa, una prudencia de juicio y una fortaleza de orden elevado.

El jinete susurrando al caballo.



La orden de los caballeros templarios, la plenitud del silencio en un templo, las huellas de buda sobre el barro seco y el mojado, la quietud inalterable del hombre al que le apuntan con una pistola sin temor a la muerte.



La soterrada admiración profesada al hombre perverso pero dueño de si mismo.
Hombres como Pablo Escobar, Florentino Perez o Napoleón.

Templanza, el dominio sobre el bien y el mal.

Si algún día la alcanzas, ¿Por que bando te decantarás?




Comentarios